Entradas

Mostrando entradas de junio, 2019
Nadie me advirtió las consecuencias yo no deseaba la respuesta que obtuve. Nadie me advirtió sobre el dolor y el error premeditado. ¿Alguna vez sintieron que,  todo el bien que pretendían hacer,  se transformó en daño? Todas las excusas eran anacrónicas ninguna era útil, ninguna servía porque ya no vivía en el pasado.
Tal vez hay duelos que no ayudan a nadie, porque hay fines de los que no se puede regresar. Hay cosas que solo nos parecen agradables y ni aún en nuestra mente tuvimos el poder de que no lo sean. Solo hay recordatorios de cómo todo debería ser y la verdad es, que nada cambia.
Nuestro juego era como un panóptico sin salida. Yo te miraba desde arriba, por esa razón nunca me veías. Los aullidos que llegaban a tus oídos no eran precisamente mi voz, pero la última vez que supe mirarte a los ojos, te aconsejé que los oyeras como advertencia. ¿Te guiarían? Nunca. Nuestro juego era como una cárcel a puertas abiertas. Yo te miraba porque habías decidido quedarte, para que me vieras. La tinta en el papel no reflejaba por completo mis pensamientos, pero se había nutrido durante muchos años de todo ese odio que un día te devolvería. ¿Tendría piedad? Algún día. Nuestro final era palpable y por momentos muy cierto. Bajamos la mirada porque el horizonte no tenía nada que ofrecernos. Los días nos enseñaron a elegir, a tener un lado en el cual estar. Ya no tenía ojos, pensamientos, ni años, ya nada te devolvería. Aprendí a dejar ir lo que no quería.