Entradas

Mostrando entradas de enero, 2018
Imagen
Nos desprendemos de mucho para curarnos más rápido, que a los 30 quedamos en quiebra.  Y cada que iniciamos con alguien nuevo tenemos menos para dar.  Y hacerte el duro para no sentir nada es un desperdicio. Como vivas tu vida es tu problema, pero recuerda, los corazones de nuestros cuerpos  nos fueron dados sólo una vez, y antes que te des cuenta, tu corazón se habrá gastado.  Y en cuanto a tu cuerpo, llega un punto donde nadie lo voltea a ver, y mucho menos se acercan a él. Ahora mismo hay dolor. Sufrimiento.  No lo mates, quédate con la alegría que sentiste. "Call me by your name" Luca Guadagnino
Tal vez no encontré lo que quería                pero lo busqué con el correr de los días                                  al no encontrarlo pensaba                                                 que no merecías todo lo que te daba.             Las palabras se desvanecieron                                          quise creer en mis pensamientos                                                                                                   me engañaba todo el tiempo mis deseos no existían.
"Nuestras abuelas desconfiaban de las personas de modales demasiado amistosos. Con ello sugerían que existe una incompatibilidad entre las demostraciones de afecto dirigidas a todo el mundo y la relación especial, íntima, que se tiene con una persona en particular. De ahí podemos ya extraer cierto número de consejos prácticos. En primer término, debemos recordar que amar a alguien determinado equivale a renunciar a otras posibilidades. Es un excelente instrumento de medición que siempre tenemos a mano. Igualmente legítimo es desconfiar de los que aman a todo el mundo, porque a buen seguro no nos aman, aunque pretendan lo contrario. La interpretación clásica de este proverbio es interesante y está la línea de lo que preconizan nuestros amigos de Oriente: para alcanzar la excelencia no hay que dispersarse" - La sabiduría de nuestras abuelas Luc Chomarat
Nos enojamos con el otro por no querernos de tal forma, nos enojamos con nosotros por comentarios, fotos, por pensamientos de cosas que no existen, no nos prestamos atención cuando nos tenemos enfrente porque seguimos enojados  por todo aquello que vimos cuando teníamos al otro al lado. Estamos pendientes de la reacción virtual pero desconocemos la acción real, cuando la obtenemos, no sabemos reaccionar y salimos corriendo,  porque, claro, es tan inusual la demostración de afecto en persona porque nos asusta, porque nos desacostumbramos, porque estamos listos para recibir halagos pero sólo si son dichos mediante un teclado. Vivimos pendiente de lo que el otro hace sin siquiera vivenciarlo, queremos ser partícipes de todo pero sin involucrarnos en nada, sólo espiando sin sentir, sin decir, sin acercarnos, porque como están las cosas están bien, si todo queda así es mejor.