"Nuestras abuelas desconfiaban de las personas de modales demasiado amistosos. Con ello sugerían que existe una incompatibilidad entre las demostraciones de afecto dirigidas a todo el mundo y la relación especial, íntima, que se tiene con una persona en particular. De ahí podemos ya extraer cierto número de consejos prácticos. En primer término, debemos recordar que amar a alguien determinado equivale a renunciar a otras posibilidades. Es un excelente instrumento de medición que siempre tenemos a mano. Igualmente legítimo es desconfiar de los que aman a todo el mundo, porque a buen seguro no nos aman, aunque pretendan lo contrario. La interpretación clásica de este proverbio es interesante y está la línea de lo que preconizan nuestros amigos de Oriente: para alcanzar la excelencia no hay que dispersarse"

-La sabiduría de nuestras abuelas
Luc Chomarat

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